16 junio 2009

Carta 17.

Hola Ventura,

Sé que este proyecto epistolar lleva bastante tiempo funcionando y yo conociéndolo pero el participar me parecía extraño ya que no nos conocemos mucho (aunque creo que nos intuímos positivamente) y yo soy una persona en el fondo tímida (este es uno de mis secretos peor guardados). Pero cuando llegué un día a casa y recogí un sobre con tu remite, un sobre que viajaba De Nagasaki a Novosibirsk, supe que quería escribirte.

Fue agradable encontrarte en Granada y preguntarte dónde se mete tu libro que no hay quién lo encuentre y que tu me dijeras que es un ejemplar gratuito porque lo publica la Universidad de Granada, todo esto después de preguntar por él varias veces en la feria del libro, siendo incapaz de pronunciar en lengua cristinana Novosibirsk y que los libreros me miraran con cara de "¿por qué me ha tenido que tocar a mi, señor?", un sacrificio que mereció la pena cuando leí el primer verso ("Viajaban para saciar su hambre de ver"), aunque sabía que esto ocurriría.

Con este libro Ventura he tenido una sensación muy concreta, mientras lo leo imagino estar sentada en silencio en algún lugar precioso por donde pasa un rio (pongamos el paseo de los tristes ya que ambos sabemos de sus misterios) un día de sol radiante en el que no hace ni frío ni calor y en el que el único sonido que se aprecia con claridad es el del agua a través del rio, con esa especie de sensación agradable y de tranquilidad que da el agua.

Aunque como diría Perez Galdós "asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido.", pero yo soy de las que piensan que hay dos formas de acercarse al arte, desde la comprensión y desde la sensación, ambas igualmente respetables. Se trata solamente de la elección de cada uno a la hora de "enfrentarse" a la obra y creo que es interesante explorar la parte sensitiva, la experiencia estética.

Por todo esto, me alegro de haberte puesto en el compromiso de que me mandaras el libro y te lo agradezco, en fin, que los gestos altruistas y desinteresados me enternecen hasta ponerme cursi y ya sabes que eso ahora no se lleva, qué le vamos a hacer, los poetas estamos pasados de moda (o no?).

Espero que sigas viajando, en concreto a Granada.

Besazos,

Verónica

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