08 febrero 2009

Carta 10.

Barcelona, 6 de febrero de 2009. Viernes y llueve desde hace un rato.


Amigo Domingo,

Todavía con el vértigo de haber escrito dos cartas esta tarde me entrego a la tuya, que hace días que me ronda en la cabeza y que quiere hablar de tu Málaga, de tus novelas, de tus poemas. Hace semanas hablamos de poesía en vuestro programa de radio, de 7 en 7 en Radio Manilva y me hizo ilusión reencontrarnos de viva voz en forma de ondas herzianas. Aprovecho para agradecerte la invitación de nuevo.

Me levanto a la librería y busco Desvíos, tu libro de poemas. En la dedicatoria una fecha: 6/03/2008. Ha pasado un año. Recuerdo que me gustó tu libro, especialmente la sección Las esquinas de la duda, seis poemas seis que releo ahora, en un alto en esta carta. Es preciso partir de nuestra propia derrota, escribes y sonrío. Sonrío con los versos que me abren camino, no sé si te pasa a ti. Cuando digo camino quiero decir versos que nos ponen en común. Algunos poemas de Desvíos, entroncan (no sé si estarás de acuerdo) con el tono que le das al personaje de Diarios del importunio. Ha sido difícil leerte, lo reconozco. En el sentido de saber separar al escritor que conozco de los personajes. Con otros amigos no me pasa. Quizás los temas sobre los que giran tus dos novelas: la literatura, el análisis del proceso creativo, el desmenuzamiento de las obsesiones y alegrías del escritor ante la hoja en blanco, ante la gran novela por escribir tienen tanto que ver contigo persona que inconscientemente os uno. Yo que te he oído conversar sobre todo esto, me engaño (o no) viéndote un poco en algunos de tus personajes.

Diario del importunio me dejó más satisfecho que Gobierno de mundos apagados. No me preguntes cómo se mide el grado de satisfacción al acabar una novela: Será siempre injusto el comparar, pero sucede así. Será que la fórmula del diario me atrae, al igual que esto de las epístolas. Ese asomarse al interior del personaje es un ejercicio interesante y difícil: la coherencia del que escribe a diario su vida, el no perder el personaje, ya sabes, los etc. Gobierno de mundos apagados parte de una de tus obsesiones: la novela con mayúsculas, la gran novela. En un libro es un escritor que deja constancia de un diario sobre la construcción de su novela, en el otro, un crítico literario duda si dar el salto a la escritura creativa o no, y la historia se rodea de otros personajes que quizás le roben fuerza, o se difumine. En Diario del importunio el texto tiene más entereza, más solidez (sin estar exactamente seguro de lo que significan ambas palabras), aunque no me gusta el tono que le das al personaje, la personalidad que le creas. Entiendo que quieres desmitificar la figura del escritor, hacerlo más real, más imperfecto. Déjame darte las gracias por este trío de regalos que disfruto y me mantiene unido a ti y a tu Málaga ahora.

Nos quedó pendiente el especial sobre poesía en Málaga para Ciudad Poética. Quizás a tu vuelta de correo puedas ponerme al día de cómo está el panorama por allá.
Y que espero que cuentes otras muchas cosas más, lo que suceda.

Abrazo amigo,

Y cuídese

Ventu

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