12 enero 2009

Carta 06.


En Barcelona, el 9 de enero de 2009

Y es verdad, amiga, que la poesía tiene sus caprichos, y entre ellos el de esperar a que a uno le llamen para leer en el Café Anaïs de Granada, con ustedes, los de El Diente de Oro y tener delante a los que una vez fueron desconocidos que escriben y recitan, y que se cumpla, meses más tarde, todo eso y sean poco a poco rostros conocidos, amigos y simpatías desde entonces. Ese era uno de mis caprichos y mi anhelo de poeta recién llegado a la ciudad y que se para en el escaparate, calle Buensuceso, para ver con envidia de lejos las vitolas de otros, los versos de otros, los recitales de otros. El mismo poeta ingenuo que le da a la poesía una importancia desmedida y al poeta categoría de semidios o que circula por las librerías rozando el dedo por los lomos de los libros sustituyéndose por otros. Ya sabes, lo que le sobra a la poesía. Ahora lo sé.

No sé si te sorprenderá mi carta de esta tarde, pero déjame que hable bien de la poesía. Porque hablar contigo es hablar bien de la poesía.
Rara avis, me llamaba Julio César Vior al verme metido con Jorge B. Ortiz hasta el cuello en el ciclo de lecturas radiográficas. Rara avis tú también, amiga, por tu manera de hacer, de eso que hemos venido llamando “el sumar y no restar”, el intentar demostrar que la ciudad es agradecida con quien plantea cambios, con quien trae aires de alivio y ventilación, con quien habla con humildad y respeto. Así te recuerdo yo ahora y me sale el decírtelo, “del tirón”, como dirían por allá abajo. Y además del barrio de Gràcia, de nuestra Barcelona.


Y eso que no escribes, amiga, como me decías por correo a la vuelta de mi invitación. Pero escuchas, añado yo ahora, importantísimo, y lees, cómo no, y sabes, y no ocupas lugar. Sabes que después de que Ciudad Poética bajase la persiana durante un tiempo y se trasladase no se sabe bien a donde quedaron las ganas de seguir haciendo cosas, de seguir manteniendo el contacto con la poesía. Mi vida aquí es ahora muy diferente. El círculo social que en Granada giraba alrededor de la poesía gira ahora alrededor del recuerdo de lo hecho en Granada. Espero cambie pronto esta situación. Siempre nos quedarán las cartas, cuanto menos.

Escribo así, desordenadamente. Me van viniendo ideas que no trato de ordenar. Carta ésta de agradecimiento y de invitación a que me cuentes las cosas que seguís haciendo por allá y cómo ves el ambiente este curso, quiénes siguen dando la brasa con sus poemas, quienes se arriman a ese candor. Mucho sería abusar de ti si me contaras tu visión del panorama granadino.

Ahora me despido, y me pongo a esperar tu respuesta.

Agradezco tu tiempo y lamento, por segunda vez esta tarde, ser un desastre para organizar mi tiempo y no haberte visto en tu visita reciente a Barcelona. Soy y seré, un desastre.

Pero te abrazo y abrazo a Mateo. Al menos.


Ventu

1 comentario:

MGJuárez dijo...

Qué carta tan bella, que demanda de cierto auxilio para el recuerdo.

Aquí no encontrarás esa Ciudad Poética de energizante belleza; todos aullamos dentro de las ventanas, entre muros.

Quizás te lleguen otras cosas, yo así lo espero, pero en este rincón de mercadillo parece como si todo cueste más. Hasta llegar a la primavera.

Un abrazo,
Montse.